Definitivamente, los mexicanos no quieren consumir el maíz criollo, por ello los productores no lo consideran una opción viable para sustituirlo por el maíz blanco.
Es verdad que en México existen más de 50 variedades de maíz, y que algunos de ellos tienen un alto valor en el mercado por considerarse un alimento gourmet.
Sin embargo, la mayoría de las organizaciones agrícolas del norte del país buscan, en esta actividad, la autosuficiencia alimentaria, y es, precisamente, lo que la cosecha de maíz blanco garantiza.
La Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz en México soporta que con el maíz criollo, el precio del kilogramo de tortillas alcanzara los 40 pesos, por ejemplo.
Los argumentos para la conservación de la siembra del maíz blanco son contundentes, es decir, en la siembra de esta variedad se logra una producción de 16 toneladas por hectáreas, mientras que el maíz criollo apenas logra 4 toneladas por hectárea.
Los campesinos aseguran que la producción sería insuficiente, ya que en México se necesitan 18 millones de toneladas de maíz para cubrir la demanda en el mercado.
Derivado de la debacle presupuestal que sufre el sector campesino para el 2020, voces en el Congreso de la Unión se levantan para impulsar la iniciativa de la Ley Federal de Fomento y Protección de Maíces Criollos.
Esta iniciativa trata de promover la siembra de maíces criollos como una acción desmoralizada por la situación que enfrentan los productores de maíz blanco, porque las cosechas no alcanzan a cubrir los costos de producción, ya que el precio del maíz blanco se va desmejorando en la bolsa de Chicago.